viernes, 23 de enero de 2015
martes, 13 de enero de 2015
Carta de un estudiante de Arquitectura. Via Stepien & Barno
Parece que no soy el unico que piensa que proyectos deberia modernizarse.
http://www.stepienybarno.es/blog/2012/11/04/carta-de-un-estudiante-de-arquitectura/
http://www.stepienybarno.es/blog/2012/11/04/carta-de-un-estudiante-de-arquitectura/
Soy
estudiante de arquitectura, un estudiante sin nombre, porque, aquí y
ahora, cómo me llamo no es importante. Creo que mis palabras representan
a muchos estudiantes de arquitectura y eso sí que es más importante.
Para más datos, estoy en tercero y, tengo que reconocer que, el bicho de la arquitectura ya se ha apoderado de mí.
Hoy, hemos recibido el enunciado de un nuevo
proyecto. Y ¿de qué se trata? Pues de realizar un museo de arte
contemporáneo. Sí, como lo oís. ¿Un museo?! El mismo
enunciado que hace 10 años y que hace 20… triste ¿no? Los tiempos
cambian, la crisis pone patas arriba el sistema y a la arquitectura (y
los arquitectos) la deja temblando, pero, en la asignatura de proyectos,
seguimos pensando en museos.
Como digo son ya tres años de carrera y gracias a ellos he empezado a saborear la esencia de la arquitectura; veo el mundo distinto y, para mal o para bien, el mundo me ve distinto a mí.
La mayoría de los que leeréis esta carta seguramente seréis arquitectos
y bien me comprendéis si os hablo de largas noches de entrega, de
profesores con el ego desbocado, de los planes que realizan mis amigos
de otras facultades y que, ya, ni se molestan en contarme. Pero no
quiero hablar de ello; hoy quiero quejarme. Sí ¡leches! quejarme por la
desconexión de la escuela con la realidad. La universidad es como un
inmenso elefante, cuyos movimientos son lentos, lentísimos, y no se
recicla de ninguna manera. Algunos diréis que la universidad no tiene
que estar a expensas del “mercado”, pero esto ya se pasa de castaño
oscuro.
También es cierto que, dentro de ella, tenemos la suerte de tener profesores, sobre todo jóvenes, que nos tratan con respeto y que nos ilusionan con sus asignaturas.
Éstos, por lo que nos cuentan, tienen un pie dentro y otro fuera; están
pendientes de rollos de certificaciones académicas y no sé que
historias. De esta forma, no son los mejores profesores los que tienen
el puesto asegurado; sorprendentemente, por lo menos para mí, son los
que peor lo hacen ¡De locos! Éstos últimos viven en su torre marfil,
inmunes a la realidad y a la crisis, pensando que todo puede seguir
siendo como fue.
Muchos dicen que sobran escuelas de arquitectura
y seguro que no les falta razón. Pero también es cierto que los que
estamos dentro queremos tener opciones de ser arquitectos. Ya es tarde
para echarme atrás, esto me gusta, y mucho. Sé que no hay trabajo, que
la sociedad nos ve como nos ve, pero a mi nadie me puede impedir querer
se arquitecto; es mi vida y lo va a ser para siempre. Quizás, peque de
ingenuidad, pero es lo que toca con mi edad, pensar que puedo, que
podemos, cambiar el mundo. La arquitectura es un servicio y yo soy un servidor. Algo más grande que yo está en marcha y quiero formar parte de ello.
Tal vez, muchos de vosotros dejasteis de soñar, pero no es justo que yo no tenga derecho a seguir soñando. Porque esta es, a pesar de todo, una carrera de sueños. Sueños encontrados y sueños por encontrar. Un mundo mejor es posible y la arquitectura tiene mucho que decir en todo ello.
También es cierto que soy de otra generación; soy un nativo digital.
A lo mejor a algunos os suena raro, pero es así. Esto no me preocupa,
para mi es normal, es como ser rubio o moreno; lo que me preocupa es la
brecha digital que existe. La gran mayoría de quienes toman las
decisiones en esta escuela pasan olímpicamente de esta realidad. No les
interesa entender que el mundo ha cambiado y que nosotros, los usuarios
de estas aulas, nos merecemos unas clases adaptadas a la realidad. Si
me despierto tuiteando, me comunico desde Tuenti con mi gente, tengo un
blog donde voy dando la murga con mis obsesiones y paranoias y
pertenezco a más de 20 o 30, qué se yo, grupos de facebook; por qué mis
profesores no hacen nada para que todo ello se integre en sus
asignaturas. Bueno, para ser justos, algunos sí que hacen su esfuerzo y
montan un blog de la asignatura; pero… hay tanto por hacer!!
Cuánta información disponible en la red que aumentaría mi conocimiento a un solo click de distancia. La red podría ser la extensión infinita de las limitadas pareces de mis clases. Existen
miles de posibilidades de completar nuestra formación, por ejemplo, con
una sencilla comunidad digital que nos ayudara a que los alumnos
colaborásemos entre nosotros.
Con ello, no digo que lo más importante sea el entorno
digital; nada de eso, sé perfectamente que la magia de la arquitectura
se transmite cara a cara, y todavía mejor entregándome a las lecciones
que la propia arquitectura, en vivo y en directo, nos brinda. Soy
consciente de ello, pero hibridar ambos mundos es posible y además muy
barato ¡perfecto para los tiempos de crisis!
Sin embargo, en vez de animarnos a colaborar entre nosotros, se siguen empeñando en enseñarnos a competir. Los
codazos y los enchufes serán el pan nuestro de cada día en el “mundo
real”, pero yo quiero un mundo más humano en el que las sinergias sean
ese alimento de cada día. Tantas cosas… y seguro que pensareis tanta
inocencia!!
Aun así, seguiré soñando con una escuela sin profesores
subidos en la tarima, soltándonos chapas de dos horas sin descanso.
Seguiré soñando con profesores que me hablen de los mejores blogs de
arquitectura en vez, del Croquis y demás. Seguiré soñando con trabajar
como arquitecto, sin tener que ser por fuerza un falso autónomo; si para
ello tengo que irme a la China, pues, muy a mi pesar, me iré. Seguiré
soñando con profesores que además de ser buenos arquitectos, sean
buenos docentes y consignan ilusionarme hasta si me hablan de los
límites de Atterberg!
Quizás sea mucho soñar, pero si no sueño muero.
- See more at: http://www.stepienybarno.es/blog/2012/11/04/carta-de-un-estudiante-de-arquitectura/#sthash.w9caQGe9.dpuf
Soy
estudiante de arquitectura, un estudiante sin nombre, porque, aquí y
ahora, cómo me llamo no es importante. Creo que mis palabras representan
a muchos estudiantes de arquitectura y eso sí que es más importante.
Para más datos, estoy en tercero y, tengo que reconocer que, el bicho de la arquitectura ya se ha apoderado de mí.
Hoy, hemos recibido el enunciado de un nuevo
proyecto. Y ¿de qué se trata? Pues de realizar un museo de arte
contemporáneo. Sí, como lo oís. ¿Un museo?! El mismo
enunciado que hace 10 años y que hace 20… triste ¿no? Los tiempos
cambian, la crisis pone patas arriba el sistema y a la arquitectura (y
los arquitectos) la deja temblando, pero, en la asignatura de proyectos,
seguimos pensando en museos.
Como digo son ya tres años de carrera y gracias a ellos he empezado a saborear la esencia de la arquitectura; veo el mundo distinto y, para mal o para bien, el mundo me ve distinto a mí.
La mayoría de los que leeréis esta carta seguramente seréis arquitectos
y bien me comprendéis si os hablo de largas noches de entrega, de
profesores con el ego desbocado, de los planes que realizan mis amigos
de otras facultades y que, ya, ni se molestan en contarme. Pero no
quiero hablar de ello; hoy quiero quejarme. Sí ¡leches! quejarme por la
desconexión de la escuela con la realidad. La universidad es como un
inmenso elefante, cuyos movimientos son lentos, lentísimos, y no se
recicla de ninguna manera. Algunos diréis que la universidad no tiene
que estar a expensas del “mercado”, pero esto ya se pasa de castaño
oscuro.
También es cierto que, dentro de ella, tenemos la suerte de tener profesores, sobre todo jóvenes, que nos tratan con respeto y que nos ilusionan con sus asignaturas.
Éstos, por lo que nos cuentan, tienen un pie dentro y otro fuera; están
pendientes de rollos de certificaciones académicas y no sé que
historias. De esta forma, no son los mejores profesores los que tienen
el puesto asegurado; sorprendentemente, por lo menos para mí, son los
que peor lo hacen ¡De locos! Éstos últimos viven en su torre marfil,
inmunes a la realidad y a la crisis, pensando que todo puede seguir
siendo como fue.
Muchos dicen que sobran escuelas de arquitectura
y seguro que no les falta razón. Pero también es cierto que los que
estamos dentro queremos tener opciones de ser arquitectos. Ya es tarde
para echarme atrás, esto me gusta, y mucho. Sé que no hay trabajo, que
la sociedad nos ve como nos ve, pero a mi nadie me puede impedir querer
se arquitecto; es mi vida y lo va a ser para siempre. Quizás, peque de
ingenuidad, pero es lo que toca con mi edad, pensar que puedo, que
podemos, cambiar el mundo. La arquitectura es un servicio y yo soy un servidor. Algo más grande que yo está en marcha y quiero formar parte de ello.
Tal vez, muchos de vosotros dejasteis de soñar, pero no es justo que yo no tenga derecho a seguir soñando. Porque esta es, a pesar de todo, una carrera de sueños. Sueños encontrados y sueños por encontrar. Un mundo mejor es posible y la arquitectura tiene mucho que decir en todo ello.
También es cierto que soy de otra generación; soy un nativo digital.
A lo mejor a algunos os suena raro, pero es así. Esto no me preocupa,
para mi es normal, es como ser rubio o moreno; lo que me preocupa es la
brecha digital que existe. La gran mayoría de quienes toman las
decisiones en esta escuela pasan olímpicamente de esta realidad. No les
interesa entender que el mundo ha cambiado y que nosotros, los usuarios
de estas aulas, nos merecemos unas clases adaptadas a la realidad. Si
me despierto tuiteando, me comunico desde Tuenti con mi gente, tengo un
blog donde voy dando la murga con mis obsesiones y paranoias y
pertenezco a más de 20 o 30, qué se yo, grupos de facebook; por qué mis
profesores no hacen nada para que todo ello se integre en sus
asignaturas. Bueno, para ser justos, algunos sí que hacen su esfuerzo y
montan un blog de la asignatura; pero… hay tanto por hacer!!
Cuánta información disponible en la red que aumentaría mi conocimiento a un solo click de distancia. La red podría ser la extensión infinita de las limitadas pareces de mis clases. Existen
miles de posibilidades de completar nuestra formación, por ejemplo, con
una sencilla comunidad digital que nos ayudara a que los alumnos
colaborásemos entre nosotros.
Con ello, no digo que lo más importante sea el entorno
digital; nada de eso, sé perfectamente que la magia de la arquitectura
se transmite cara a cara, y todavía mejor entregándome a las lecciones
que la propia arquitectura, en vivo y en directo, nos brinda. Soy
consciente de ello, pero hibridar ambos mundos es posible y además muy
barato ¡perfecto para los tiempos de crisis!
Sin embargo, en vez de animarnos a colaborar entre nosotros, se siguen empeñando en enseñarnos a competir. Los
codazos y los enchufes serán el pan nuestro de cada día en el “mundo
real”, pero yo quiero un mundo más humano en el que las sinergias sean
ese alimento de cada día. Tantas cosas… y seguro que pensareis tanta
inocencia!!
Aun así, seguiré soñando con una escuela sin profesores
subidos en la tarima, soltándonos chapas de dos horas sin descanso.
Seguiré soñando con profesores que me hablen de los mejores blogs de
arquitectura en vez, del Croquis y demás. Seguiré soñando con trabajar
como arquitecto, sin tener que ser por fuerza un falso autónomo; si para
ello tengo que irme a la China, pues, muy a mi pesar, me iré. Seguiré
soñando con profesores que además de ser buenos arquitectos, sean
buenos docentes y consignan ilusionarme hasta si me hablan de los
límites de Atterberg!
Quizás sea mucho soñar, pero si no sueño muero.
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Soy
estudiante de arquitectura, un estudiante sin nombre, porque, aquí y
ahora, cómo me llamo no es importante. Creo que mis palabras representan
a muchos estudiantes de arquitectura y eso sí que es más importante.
Para más datos, estoy en tercero y, tengo que reconocer que, el bicho de la arquitectura ya se ha apoderado de mí.
Hoy, hemos recibido el enunciado de un nuevo
proyecto. Y ¿de qué se trata? Pues de realizar un museo de arte
contemporáneo. Sí, como lo oís. ¿Un museo?! El mismo
enunciado que hace 10 años y que hace 20… triste ¿no? Los tiempos
cambian, la crisis pone patas arriba el sistema y a la arquitectura (y
los arquitectos) la deja temblando, pero, en la asignatura de proyectos,
seguimos pensando en museos.
Como digo son ya tres años de carrera y gracias a ellos he empezado a saborear la esencia de la arquitectura; veo el mundo distinto y, para mal o para bien, el mundo me ve distinto a mí.
La mayoría de los que leeréis esta carta seguramente seréis arquitectos
y bien me comprendéis si os hablo de largas noches de entrega, de
profesores con el ego desbocado, de los planes que realizan mis amigos
de otras facultades y que, ya, ni se molestan en contarme. Pero no
quiero hablar de ello; hoy quiero quejarme. Sí ¡leches! quejarme por la
desconexión de la escuela con la realidad. La universidad es como un
inmenso elefante, cuyos movimientos son lentos, lentísimos, y no se
recicla de ninguna manera. Algunos diréis que la universidad no tiene
que estar a expensas del “mercado”, pero esto ya se pasa de castaño
oscuro.
También es cierto que, dentro de ella, tenemos la suerte de tener profesores, sobre todo jóvenes, que nos tratan con respeto y que nos ilusionan con sus asignaturas.
Éstos, por lo que nos cuentan, tienen un pie dentro y otro fuera; están
pendientes de rollos de certificaciones académicas y no sé que
historias. De esta forma, no son los mejores profesores los que tienen
el puesto asegurado; sorprendentemente, por lo menos para mí, son los
que peor lo hacen ¡De locos! Éstos últimos viven en su torre marfil,
inmunes a la realidad y a la crisis, pensando que todo puede seguir
siendo como fue.
Muchos dicen que sobran escuelas de arquitectura
y seguro que no les falta razón. Pero también es cierto que los que
estamos dentro queremos tener opciones de ser arquitectos. Ya es tarde
para echarme atrás, esto me gusta, y mucho. Sé que no hay trabajo, que
la sociedad nos ve como nos ve, pero a mi nadie me puede impedir querer
se arquitecto; es mi vida y lo va a ser para siempre. Quizás, peque de
ingenuidad, pero es lo que toca con mi edad, pensar que puedo, que
podemos, cambiar el mundo. La arquitectura es un servicio y yo soy un servidor. Algo más grande que yo está en marcha y quiero formar parte de ello.
Tal vez, muchos de vosotros dejasteis de soñar, pero no es justo que yo no tenga derecho a seguir soñando. Porque esta es, a pesar de todo, una carrera de sueños. Sueños encontrados y sueños por encontrar. Un mundo mejor es posible y la arquitectura tiene mucho que decir en todo ello.
También es cierto que soy de otra generación; soy un nativo digital.
A lo mejor a algunos os suena raro, pero es así. Esto no me preocupa,
para mi es normal, es como ser rubio o moreno; lo que me preocupa es la
brecha digital que existe. La gran mayoría de quienes toman las
decisiones en esta escuela pasan olímpicamente de esta realidad. No les
interesa entender que el mundo ha cambiado y que nosotros, los usuarios
de estas aulas, nos merecemos unas clases adaptadas a la realidad. Si
me despierto tuiteando, me comunico desde Tuenti con mi gente, tengo un
blog donde voy dando la murga con mis obsesiones y paranoias y
pertenezco a más de 20 o 30, qué se yo, grupos de facebook; por qué mis
profesores no hacen nada para que todo ello se integre en sus
asignaturas. Bueno, para ser justos, algunos sí que hacen su esfuerzo y
montan un blog de la asignatura; pero… hay tanto por hacer!!
Cuánta información disponible en la red que aumentaría mi conocimiento a un solo click de distancia. La red podría ser la extensión infinita de las limitadas pareces de mis clases. Existen
miles de posibilidades de completar nuestra formación, por ejemplo, con
una sencilla comunidad digital que nos ayudara a que los alumnos
colaborásemos entre nosotros.
Con ello, no digo que lo más importante sea el entorno
digital; nada de eso, sé perfectamente que la magia de la arquitectura
se transmite cara a cara, y todavía mejor entregándome a las lecciones
que la propia arquitectura, en vivo y en directo, nos brinda. Soy
consciente de ello, pero hibridar ambos mundos es posible y además muy
barato ¡perfecto para los tiempos de crisis!
Sin embargo, en vez de animarnos a colaborar entre nosotros, se siguen empeñando en enseñarnos a competir. Los
codazos y los enchufes serán el pan nuestro de cada día en el “mundo
real”, pero yo quiero un mundo más humano en el que las sinergias sean
ese alimento de cada día. Tantas cosas… y seguro que pensareis tanta
inocencia!!
Aun así, seguiré soñando con una escuela sin profesores
subidos en la tarima, soltándonos chapas de dos horas sin descanso.
Seguiré soñando con profesores que me hablen de los mejores blogs de
arquitectura en vez, del Croquis y demás. Seguiré soñando con trabajar
como arquitecto, sin tener que ser por fuerza un falso autónomo; si para
ello tengo que irme a la China, pues, muy a mi pesar, me iré. Seguiré
soñando con profesores que además de ser buenos arquitectos, sean
buenos docentes y consignan ilusionarme hasta si me hablan de los
límites de Atterberg!
Quizás sea mucho soñar, pero si no sueño muero.
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Soy
estudiante de arquitectura, un estudiante sin nombre, porque, aquí y
ahora, cómo me llamo no es importante. Creo que mis palabras representan
a muchos estudiantes de arquitectura y eso sí que es más importante.
Para más datos, estoy en tercero y, tengo que reconocer que, el bicho de la arquitectura ya se ha apoderado de mí.
Hoy, hemos recibido el enunciado de un nuevo
proyecto. Y ¿de qué se trata? Pues de realizar un museo de arte
contemporáneo. Sí, como lo oís. ¿Un museo?! El mismo
enunciado que hace 10 años y que hace 20… triste ¿no? Los tiempos
cambian, la crisis pone patas arriba el sistema y a la arquitectura (y
los arquitectos) la deja temblando, pero, en la asignatura de proyectos,
seguimos pensando en museos.
Como digo son ya tres años de carrera y gracias a ellos he empezado a saborear la esencia de la arquitectura; veo el mundo distinto y, para mal o para bien, el mundo me ve distinto a mí.
La mayoría de los que leeréis esta carta seguramente seréis arquitectos
y bien me comprendéis si os hablo de largas noches de entrega, de
profesores con el ego desbocado, de los planes que realizan mis amigos
de otras facultades y que, ya, ni se molestan en contarme. Pero no
quiero hablar de ello; hoy quiero quejarme. Sí ¡leches! quejarme por la
desconexión de la escuela con la realidad. La universidad es como un
inmenso elefante, cuyos movimientos son lentos, lentísimos, y no se
recicla de ninguna manera. Algunos diréis que la universidad no tiene
que estar a expensas del “mercado”, pero esto ya se pasa de castaño
oscuro.
También es cierto que, dentro de ella, tenemos la suerte de tener profesores, sobre todo jóvenes, que nos tratan con respeto y que nos ilusionan con sus asignaturas.
Éstos, por lo que nos cuentan, tienen un pie dentro y otro fuera; están
pendientes de rollos de certificaciones académicas y no sé que
historias. De esta forma, no son los mejores profesores los que tienen
el puesto asegurado; sorprendentemente, por lo menos para mí, son los
que peor lo hacen ¡De locos! Éstos últimos viven en su torre marfil,
inmunes a la realidad y a la crisis, pensando que todo puede seguir
siendo como fue.
Muchos dicen que sobran escuelas de arquitectura
y seguro que no les falta razón. Pero también es cierto que los que
estamos dentro queremos tener opciones de ser arquitectos. Ya es tarde
para echarme atrás, esto me gusta, y mucho. Sé que no hay trabajo, que
la sociedad nos ve como nos ve, pero a mi nadie me puede impedir querer
se arquitecto; es mi vida y lo va a ser para siempre. Quizás, peque de
ingenuidad, pero es lo que toca con mi edad, pensar que puedo, que
podemos, cambiar el mundo. La arquitectura es un servicio y yo soy un servidor. Algo más grande que yo está en marcha y quiero formar parte de ello.
Tal vez, muchos de vosotros dejasteis de soñar, pero no es justo que yo no tenga derecho a seguir soñando. Porque esta es, a pesar de todo, una carrera de sueños. Sueños encontrados y sueños por encontrar. Un mundo mejor es posible y la arquitectura tiene mucho que decir en todo ello.
También es cierto que soy de otra generación; soy un nativo digital.
A lo mejor a algunos os suena raro, pero es así. Esto no me preocupa,
para mi es normal, es como ser rubio o moreno; lo que me preocupa es la
brecha digital que existe. La gran mayoría de quienes toman las
decisiones en esta escuela pasan olímpicamente de esta realidad. No les
interesa entender que el mundo ha cambiado y que nosotros, los usuarios
de estas aulas, nos merecemos unas clases adaptadas a la realidad. Si
me despierto tuiteando, me comunico desde Tuenti con mi gente, tengo un
blog donde voy dando la murga con mis obsesiones y paranoias y
pertenezco a más de 20 o 30, qué se yo, grupos de facebook; por qué mis
profesores no hacen nada para que todo ello se integre en sus
asignaturas. Bueno, para ser justos, algunos sí que hacen su esfuerzo y
montan un blog de la asignatura; pero… hay tanto por hacer!!
Cuánta información disponible en la red que aumentaría mi conocimiento a un solo click de distancia. La red podría ser la extensión infinita de las limitadas pareces de mis clases. Existen
miles de posibilidades de completar nuestra formación, por ejemplo, con
una sencilla comunidad digital que nos ayudara a que los alumnos
colaborásemos entre nosotros.
Con ello, no digo que lo más importante sea el entorno
digital; nada de eso, sé perfectamente que la magia de la arquitectura
se transmite cara a cara, y todavía mejor entregándome a las lecciones
que la propia arquitectura, en vivo y en directo, nos brinda. Soy
consciente de ello, pero hibridar ambos mundos es posible y además muy
barato ¡perfecto para los tiempos de crisis!
Sin embargo, en vez de animarnos a colaborar entre nosotros, se siguen empeñando en enseñarnos a competir. Los
codazos y los enchufes serán el pan nuestro de cada día en el “mundo
real”, pero yo quiero un mundo más humano en el que las sinergias sean
ese alimento de cada día. Tantas cosas… y seguro que pensareis tanta
inocencia!!
Aun así, seguiré soñando con una escuela sin profesores
subidos en la tarima, soltándonos chapas de dos horas sin descanso.
Seguiré soñando con profesores que me hablen de los mejores blogs de
arquitectura en vez, del Croquis y demás. Seguiré soñando con trabajar
como arquitecto, sin tener que ser por fuerza un falso autónomo; si para
ello tengo que irme a la China, pues, muy a mi pesar, me iré. Seguiré
soñando con profesores que además de ser buenos arquitectos, sean
buenos docentes y consignan ilusionarme hasta si me hablan de los
límites de Atterberg!
Quizás sea mucho soñar, pero si no sueño muero.
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Carta a un profesor
Este mensaje no va dirigido a nadie en particular, sino a todo el colectivo de profesores de proyectos de la escuela. Desde hace algún tiempo estáis diciendo que nuestros cursos no tienen un nivel como el de años anteriores. Quizás sea que somos hijos de bolonia, y por tanto no tenemos tanto nivel como los licenciados, es lo que tienen las carreras diferentes, que salen alumnos diferentes aunque los profesores no cambien.
Pero bueno, no quiero discutir de planes de estudio ni de cosas por el estilo, es más no quiero discutir para nada. Esto es solo un apunte de como seria para mi un profesor de proyectos utópico. De ningún modo estoy criticando a los profesores de forma personal, si no en todo caso la manera de dar clase que tienen la mayoría.
Para empezar, es muy difícil atender a dos personas que hablan a la vez. Y con esto me refiero a que no creo que el sistema actual de 50 alumnos y dos profesores juntos sea la mejor manera de dar esta asignatura. En muy pocos casos he encontrado parejas de profesores que funcionen completamente coordinadas. Y no es por desprestigiar el tener varios puntos de vista, es simplemente que los estudiantes nos posicionamos por norma general con el profesor que más se acerque a nuestro propio punto de vista. Y al final salen bandos enfrentados.
Y si los dos profesores tienen el mismo punto de vista, es decir, que están perfectamente sincronizados, ¿Por que pago a dos profesores que me dicen exactamente lo mismo? Para eso me quedo solo con uno. Porque si se da el caso de que sean amigos y se cubran las espaldas el uno al otro, yo pierdo. Y si aun siendo amigos uno de los dos es el líder de la pareja y el otro entra poco más que para hacer unas pocas aportaciones, pierdo yo.
Por eso, yo creo que si hay cuatro profesores en cada asignatura de proyectos, cada uno debería tener su propio grupo, aunque los proyectos sean iguales. Pero por supuesto no grupos creados por lista, a esos compañeros que tengo en la lista les tengo muy vistos. Oh! entonces habría profesores que no tendrían ningún alumno o muy pocos... Quizás es que los profesores son los primeros que deben generar interés en la asignatura, ofreciendo proyectos interesantes y compitiendo entre ellos para ver quien tiene más alumnos, síntoma claro de que es él mejor o al menos él más querido.
Porque si nosotros debemos ser competitivos, ¿porque vosotros no? Os estamos pagando por una enseñanza de calidad y lo único que nos dais en ocasiones son clases y clases de correcciones que no aportan nada a nuestros proyectos. Luego os quejáis de que nadie va a clase y para solucionarlo, ponéis entregas adicionales, que en lugar de enriquecer nuestro proyecto le quitan tiempo de trabajo.
Por Dios, tenéis 25 o 20 jóvenes mentes deseando aprender durante cuatro horas seguidas cada semana. ¿Solo se os ocurre sentarlos a ver los trabajos de sus compañeros y a racanear alguna que otra referencia de arquitectos ya muertos? Mies mola mucho, pero ya no encaja en ninguna sociedad actual.
Poner esas mentes a trabajar, somos jóvenes y las hormonas controlan la mayoría de nuestras acciones. Ponernos retos de verdad, que podamos realizar. Y en lugar de ser los críticos más odiados de arquitectura, poneros el mono y dibujar con nosotros. Ayudadnos a conocer nuestros proyectos comparandolos con los que se están realizando ahora mismo. Y así, no solo saldremos ganando los alumnos, sino que vosotros también aprenderéis y seréis mejores profesores.
Viajar con nosotros, no pongáis solo que es obligatorio ir al solar donde tenemos que construir. Preguntarnos por nuestras inquietudes y comentarnos las vuestras, solo así se me ocurre que podamos resolvernos nuestras dudas mutuamente. Por favor, no os centréis en ser los malos de la película. Queremos compañeros, no enemigos.
No es tan difícil llevar esto a una clase, en serio que os lo digo. Mi mayor ilusión seria salir de una clase de proyectos, con varias hojas de monos de mi proyecto, no solo realizados por mi, si no por mis compañeros, entre los que tendría que incluirse el profesor. Dos clases de 4 horas cada una, son 8 horas y teniendo 20 alumnos puedes dedicarle a cada proyecto 24 minutos, tiempo más que suficiente para que en dos semanas cada alumno tenga su proyecto claro, y que no haya que perder el tiempo con cosas como planos de ubicación porque ninguno de tus compañeros sabe donde estas construyendo.
De esta forma, todos los alumnos y el profesor se ven implicados en mayor o menor medida en el proyecto. Y si los profesores conocéis los proyectos desde el principio y como han ido evolucionando en clase, la entrega final se corregirá en pocos minutos, básicamente en lo que tardas en recordar el proyecto en cuestión.
Porque proyectos tiene que hacerse y corregirse a la vez, es una tontería hacer muchas veces el mismo trabajo porque tienes que ir cambiando de sitio las bajantes del edificio. Y sobre todo, nunca hay que decir que no a un alumno. Algunos solo tienen problemas para expresar su idea, pero las ideas llevan siempre una reflexión interna, que no sois quien para negar rotundamente sin conocerla.
En definitiva, no queremos ogros en clase que solo vean lo que dibujamos mal porque aun no hemos dado las asignaturas correspondientes. Queremos, o al menos yo lo quiero, un profesor que sea mi compañero de viaje y que me ayude a llevar adelante mi propio proyecto, ya que es eso lo que hacemos una vez salimos de la escuela.
domingo, 11 de enero de 2015
Trabajo realizado estas Navidades
Durante estas navidades he estado creando la plataforma digital PLAN A Arquitectura junto a un compañero de la escuela. Esta plataforma sera ademas usada para promocionar el curso que ambos impartiremos en el segundo cuatrimestre en Alcalab_Fab, la empresa de la UAH de impresión 3D y corte CNC.
http://planaarquitectura.blogspot.com.es/
https://twitter.com/PlanAarq
https://www.facebook.com/planaarquitectura
http://planaarquitectura.blogspot.com.es/
https://twitter.com/PlanAarq
https://www.facebook.com/planaarquitectura
jueves, 8 de enero de 2015
lunes, 5 de enero de 2015
Hitos nocturnos modernos
Edificios que fueron proyectados pensando en su iluminacion nocturna.
http://arquitecturaideal.com/20-obras-de-arquitectura-que-resucitan-por-la-noche/
http://arquitecturaideal.com/20-obras-de-arquitectura-que-resucitan-por-la-noche/
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