Reflexión
teórica
La
casa 33
Hans
Scharoun
La casa 33 de la exposición experimental
que Mies van der Rohe propuso para la Weissenhof de Stuttgard es una casa que
difiere en muchos aspectos con las construidas por los demás arquitectos. En
este caso se le presta a la escala de la vivienda una gran importancia, lo que
produce el efecto de ser mayor de lo que realmente es.
La mayor particularidad de la casa es la
presencia de formas curvas, pudiendo entenderse esto como una crítica a las
directrices dadas de formas puras para las casas. Estas curvas responden a
varios motivos. El primero y más importante, el propio expresionismo del autor
y en segundo lugar, a la necesidad de darle a la escalera un mayor empaque arquitectónico.
La casa se eleva junto al muro que la
bordea para conseguir así unas mejores vistas sin desprenderse de la intimidad
de los usuarios. Con este gesto Scharoun también consigue que la casa gane todo
el espacio que se levanta, permitiendo generar en la fachada noroeste una zona
de servicios no incluida en el programa impuesto por Mies.
El espacio principal de la casa, la sala
de estar en planta baja, es un espacio diáfano y bien iluminado gracias a los
ventanales de las fachadas sureste y suroeste y de la esquina sur, la otra
esquina redondeada de la casa. Este espacio queda muy claramente diferenciado
no por tabiques, si no por un juego con las alturas de los suelos.
Este espacio se complementa con una
terraza entre la casa y el muro perimetral. Esta terraza cumple las funciones
de ser una estancia de reunión y el principal punto de conexión entre la casa y
el jardín, otra de las máximas que Scharoun tiene en el proyecto.
Como parte de la sala de estar aparecen
otros espacios diferenciados, la cocina y el despacho. La cocina se concibe
como un elemento abierto, destinado no solo a cumplir las funciones intrínsecas
de su ser como estancia, sino también a convertirse en un lugar de encuentro
social. Por otro lado, el despacho se torna un lugar bien iluminado al colocar
el espacio de trabajo bajo el ventanal sudoeste.
Destacar también que todos los
dormitorios en la planta superior tienen acceso a la terraza superior, lo que
les garantiza un soleamiento hacia sudeste.
El estudio del soleamiento de la casa nos
demuestra que se tuvo un especial cuidado a la hora de proyectar los huecos en
la fachada con el uso que tendría la estancia. Por ello, aquellos espacios
menos importantes, sobre todo la parte de servicios queda aislada de las
fachadas orientadas al sur, las que mayor luz reciben.
Nos encontramos todos los cuartos de
servicio no solo orientados a norte, sino que están situados por debajo de la rasante,
garantizándose su iluminación únicamente con una ventana horizontal a nivel del
jardín. Por otro lado, la cocina, queda también enclavada en ese soleamiento a
norte, pero cuenta con una ventana mayor y con la luz rebotada en los suelos de
la sala de estar, lo que produce la percepción de ser más luminosa de lo que es
en realidad.
Los espacios principales, al contrario,
han sido colocados junto a grandes huecos en las fachadas orientadas hacia el
sur. Con esto, la sala de estar queda muy iluminada, otorgándosele así el
reconocimiento al espacio mayor de la casa. Encima, los dormitorios disponen de
un único lado al que abrir sus ventanas, el sudeste. De esta forma se consigue
que el pasillo quede relegado al norte de la casa y apenas iluminado.
Basándome únicamente en este estudio del
soleamiento y en el estudio de las plantas y alzados de la casa, me aventuro a crear
una posible hipótesis del sistema de iluminación artificial de la casa.
Como ya he dicho antes, los espacios más
oscuros son los espacios de servidores. La planta semienterrada será dentro de
estos espacios el peor iluminado. Al estar destinada a ser utilizada por el
servicio de la casa, la iluminación no constara de mucho más que de una
iluminación básica a través de lámparas cenitales colocadas en el centro de
cada habitación.
La cocina y los aseos, a pesar de ser
parte de la casa principal, también son tratados como espacios de aseos, así
como la escalera superior y el pasillo
de las habitaciones. En el primer caso, al no ser espacios de tránsito, la iluminación
estará un poco más trabajada, siendo quizás unas lámparas cenitales pero con
una mayor potencia lumínica que las instaladas en los cuartos del servicio. Por
otro lado, las escaleras y el pasillo serian el paso intermedio entre los
espacios servidores antes descritos. Por ello y por su morfología alargada,
creo que las lámparas cenitales se duplicarían.
Lógicamente, los espacios principales no necesitarían
iluminación artificial durante el día como los espacios servidores, pero si la necesitarían
de noche y en algunos casos especiales.
En el caso del estudio, se debe hacer un
especial hincapié a la iluminación requerida por su uso. Por ello se estima que
habría lámparas de mesa, los actuales flexos o similares, en la zona de trabajo
además de una lámpara cenital potente para cuando la función de despacho de
trabajo requiriese ser realizada con nocturnidad. Todas estas lámparas han de
ser lo más potente posible debido a las exigencias de la función.
En el caso de la sala de estar, debido a
ser la sala con mayores dimensiones, se colocarían varias lámparas cenitales
independientes de mucha potencia lumínica para el uso de la estancia por la
noche.
En conclusión, a pesar de un magnifico
estudio de soleamiento y huecos por parte del Hans Scharoun, se ve la
obligatoriedad de crear un sistema de luz artificial para los espacios
servidores además de para todos los momentos en los que la luz natural no está
presente en la casa.
Iván García Martínez
19 – XI –
2014